El 19 de marzo de 2008 asistí a White Hart Lane para presenciar un Tottenham-Chelsea increíble que terminó 4-4. Ese fue el punto de partida de mi lado más supporter. Los Spurs me habían encandilado. Ya se sabe, el fútbol y el rascar todo es empezar. Esa tarde-noche Berbatov me ofreció una lección magistral de cómo jugar sin correr. Su presencia le daba sentido al ataque del Tottenham, un barrio que da cobijo a numerosos immigrantes y del que las galerías de arte están empezando a comprar suelo amén de su bajo coste.
Desde esa tarde-noche, los Spurs han vivido unos meses de trepidantes altibajos. Con la Carling Cup y la consecuente participación en la Copa UEFA en el bolsillo, el final de temporada fue más que discreto (11º). En verano, con dos meses y medio por delante, era el momento de partir de cero. El director deportivo, Damien Comolli, el hombre que había fichado a Juande, se puso manos a la obra para reforzar al Tottenham, siempre a instancias del manchego.
Primer error. Damien Comolli es un hombre que domina el fútbol europeo. Sin embargo, su afán por traer a grandes jugadores relegando las necesidades del equipo a un segundo plano le jugó una mala pasada. El derroche en millones de libras se tradujo el aterrizaje de Dos Santos, Bentley, Gomes, Pavlyuchenko, Campbell (cedido), Modric y, sobre la bozina, por fin, fichó a un defensa, Corluka. La venta de Keane (desorbitada (25M€) y beneficiosa) y sobre todo la de Berbatov acabaron por hacer trastabillar la identidad del equipo. Los problemas se amontonaban. El nivel mostrado por el equipo en la pretemporada, incluida una goleada a la Roma, se vio quebrado al dar la Premier League su pistoletazo de salida. Los problemas en el vestuario con Juande y su segundo, Gustavo Poyet, derivaron en una situación insostenible.
Con un 1-4-4-2 demasiado rígido, variando al 1-4-4-1-1 para dar cabida a Modric, Juande nunca dio con la fórmula ideal. El único defensa fichado era Corluka, instalado en el lateral derecho. Los problemas en la salida de balón que generaba la pareja Dawson-Woodgate se prolongaban al doble pivote. Zokora y Jenas tenían como única vía el balón en profundidad para un Lennon que peleaba por la titularidad, o el juego directo. Bentley, enjaulado en la banda y sin apoyos por la inflexibilidad del sistema, estaba castrado de toda creatividad. Modric sólo podía actuar por la izquierda, donde pierde la mayor parte de sus facultades, o en la mediapunta, a cambio del sacrificio de un delantero. Su físico, tal y como ya auguró Wenger, no le permite ocupar eldoble pivote en la Premier. La escapatoria no era otra que la despedida fulminante de Juande, su cuerpo técnico, y Damien Comolli, como responsable del fracasado proyecto. Al presidente, Daniel Leavy, no le quedaba otra que sentar en el banquillo a un hombre con experiencia en Inglaterra y, además, dotarlo de plenos poderes. Un manager. El elegido fue Harry Redknapp.
Cambio. Para sorpresa de pocos, el primer síntoma de la marcha de Juande (más que de la llegada de Harry) fue un cambio de actitud. El sistema y el once titular apenas variaron. Pero Harry supo ajustar los reglajes (y aún en está en ello) del 1-4-4-2. La evolución del equipo ha empezado por el aspecto defensivo. Quizá por eso y porque ya van dos partidos que se han perdido en los últimos minutos (WBA y Wigan) Redknapp sigue en busca de variantes, como el 1-4-1-4-1 fallido de Old Trafford, para cerrar cuanto antes los agujeros que ceden sus jugadores en tres cuartos de campo.
Modric, piedra angular. Las características del croata lo hacen perfecto para ocupar la posición más avanzada de un trivote en el que la presencia de dos centrocampistas por detrás le desahoguen del desgaste físico en tareas defensivas. Pero a Redknapp no se le pasa por la cabeza un cambio de sistema. El martes, ante el Stoke, Modric ocupó el doble pivote junto a un Zokora que se contuvo en ataque y no sufrió en defensa gracias a los constantes balones directos del rival. Veremos cúal es la apuesta del sábado, en el Reebok Stadium, ante el Bolton. De momento, la figura de Bentley se antoja importantísima. Su capacidad dinámica para ocupar más campo debe servir para apoyar a los medios.
Fichajes desconcertantes. Exceptuando el retorno de Defoe, un delantero que aporta características en ataque perdidas y por lo tanto renovadas a los Spurs, sorprende el multimillonario traspaso de Wilson Palacios y el también retorno de Chimbonda. La adquisición de un centrocampista era un reclamo a gritos, pero el alto precio pagado por el hondureño parece excesivo (19 millones de euros). En el caso del francés, cuya posición natural es la de lateral derecho, vuelve a White Hart Lane para codearse con Corluka, Hutton y Gunter. Sin embargo, no sería descartable que Corluka pasara a ocupar el cupo de centrales, una opción válida gracias a sus características físicas y mejor capacidad para sacar el balón con pases verticales. En cuanto a Cudicini, sólo debe concebirse como una alternativa para salir del paso.
Come on you Spurs!